«La voz de Emilio huele a tierra mojada y a selva guajira. Anda de liras paseando por los pensamientos de todas las razas y colores. La música y la poesía se columpian en su corazón de elfo, camina las calles a destiempo con sus acordes de guitarra como flechas que cortejan al universo.
Él grita, pisa la tierra desnudo, y de sus manos florecen palabras de todos los tiempos, mientras la luna taconea con su latir de sueños, se sigue ahí de cimarrón, junto a sus cuitas, acariciando los cinco sentidos, y con el mar Caribe en sus ojos, repiqueteando melodías ancestrales. Todo es posible para él y tan sencillo como un sueño atrapado. Su poesía anda de pronto como un pájaro libre y te conquista con los pies para bailar; el alma para sanar y los pensamientos para navegar por el Mundo.»
Saskia Sánchez